María Montessori (Chiaravalle, Ancona, Italia, 31 de agosto de 1870 - Países Bajos, 6 de mayo de 1952) fue una educadora, científica, médica, psiquiatra, filósofa, antropóloga, bióloga, psicóloga, devota católica, feminista y humanista italiana. Actualmente puede parecer difícil comprender bien el impacto que tuvo Maria Montessori en la renovación de los métodos pedagógicos de principios del siglo XX, ya que la mayoría de sus ideas hoy parecen evidentes. Pero, en su momento, fueron innovaciones radicales que incluso levantaron controversias entre los sectores más conservadores.
María Montessori trabajó en el mundo de la
educación de niños en edad preescolar, dotando a ésta de un rigor y método que
llegó a denominarse "pedagogía científica". Este método pedagógico,
que se desarrolló en 1909, se basaba en el absoluto respeto a las necesidades
del niño. Otorgando a éste la libertad necesaria para que se produzca su
desarrollo en las condiciones más naturales y óptimas posibles, a la vez que se
fomentan su disciplina y sus valores ético-morales. La aplicación del método
llevó a grandes éxitos en el campo de la educación y aún hoy nos resulta un
enfoque pedagógico novedoso y necesario, a pesar de haber transcurrido un siglo
ya desde su creación. Lo realmente incomprensible es que en 100 años no hayamos
tenido la oportunidad de aplicar a nuestro sistema educativo más de lo que esta
sabia y visionaria mujer intentó transmitirnos.
En este sistema pedagógico se insiste en la
importancia de conocer bien las diferentes etapas del desarrollo del niño y los
llamados "períodos sensitivos" (momentos en los que el niño está
especialmente predispuesto por su desarrollo cerebral para determinados
aprendizajes). La pedagogía y la educación se adaptan a estos períodos, se
adaptan al niño en lugar de ocurrir lo contrario, que exijamos al niño
adaptarse al sistema. Hoy vemos muchos problemas de conducta y dificultades de
aprendizaje por nuestra imposición de un sistema forzado a todos los niños por
igual, sin tener en cuenta sus diferencias individuales y lo que es peor e
imperdonable, sin tener en cuenta las necesidades dadas por su momento evolutivo
dentro del aprendizaje.
Con el método Montessori, desaparece el
banco sobre el que debían estar sentados e inmóviles los niños escuchando a su
profesora. El ambiente se adapta al niño activo, transformándose en una
auténtica "Casa de niños" donde éstos se desenvuelven en tareas
cotidianas e intelectuales, entre un mobiliario adaptado a su tamaño, a su
fuerza y a sus posibilidades y necesidades. El niño se mueve con total libertad
descubriendo su entorno, formando su autodisciplina, su independencia y
desarrollando su inteligencia. El educador tiene la misión de ayudar al niño en
este descubrimiento personal para lo cual organizará el espacio, el ambiente y
el material en función del interés del niño y de lo que éste deba aprender en
el momento evolutivo en el que se encuentre.
Fue muy novedoso el material diseñado para
lograr estos fines. Un material de carácter principalmente sensorial, que
desarrolla la inteligencia del niño a través de los sentidos, como corresponde
al aprendizaje natural de los niños de tres a seis años. El material invita al
niño a moverse, a tocar, a experimentar, encajar, medir, pesar, ver, escuchar,
oler, degustar… Motiva al niño a repetir una actividad hasta completarla con
éxito observando y clasificando objetos, encontrando semejanzas o las más
sutiles diferencias. Siempre en un ambiente lúdico pero a la vez silencioso,
ordenado y muy respetuoso con sus compañeros. Una importante cualidad de este
material es su carácter auto-correctivo. El profesor se limita a mediar de
forma indirecta en la actividad del niño, asegurándose de que éste sepa lo que
debe hacer, pero sin interferir en su aprendizaje, el cual se produce cuando el
niño es consciente de sus errores y a través de la repetición del ejercicio
consigue corregirse a sí mismo.
Con el método Montessori los niños entran en
la educación primaria con conocimientos precisos y afianzados en las áreas del
lenguaje, la lectura, la pre-escritura, la música, la aritmética, la geometría…
habiendo desarrollado sus habilidades motrices gruesas y finas. Habrán
aprendido además a controlar sus impulsos, a mantener el silencio, cuidar el
material y el entorno. A relacionarse y comportarse adecuadamente.
Los conocimientos impartidos a estos niños
de educación infantil sentarán unas fuertes bases para el aprendizaje formal en
la educación primaria. Es la falta de estas bases lo que conduce al fracaso de
muchos niños a partir de los seis años. Éste es el mismo concepto que se sigue
en la estimulación temprana: aprovechar el momento en el que el niño está más
abierto a la adquisición de hábitos, habilidades y conocimientos que servirán
de sólidas y necesarias herramientas para el aprendizaje y éxitos escolares
futuros.
Para acabar, María Montessori nos recuerda
que una educación que respeta y cultiva la actividad interior del niño y sus
necesidades de aprendizaje, no debe limitarse a la escuela ni a los maestros,
sino que es una cuestión que concierne también a la familia y a toda la
sociedad.
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